Humahuaqueños

La Argentina es un vasto, infinito viñedo, no explorado al máximo. Lo sabemos. Descubrí un nuevo, deslumbrante paisaje de vino en una reciente aventura, entre nubes y cóndores. Otro mundo.
Conozco, y figuraron en las dos últimas ediciones de esta guía, los grandes vinos del pionero Fernando Dupont, en Maimará, territorio mágico de la quebrada. Este año conocí su casa, su bodega, su entorno exquisitamente salvaje y rústico. Fue después de subir a 4.000 metros para una rara ceremonia: estibar vinos en una mina abandonada, en las cavernas de la Mina Moya. Los vinos son el producto de una loca pasión, la de Claudio Zucchino, biólogo, filósofo y muchas cosas más. Fue en agosto, el mes de la Pachamama. Junto a Marcos Etchart, enólogo sensible, el hacedor de los vinos de Zucchino, y los grandes vinos de Fernando Dupont, pionero en la región, homenajeamos a la madre tierra alimentándola con chicha, cerveza, vino y otros yuyos, con erques, quenas y cajas de fondo. Emocionante. Y brindamos, allá arriba, con ese mismo vino, curiosamente elegante. Se llama Uraqui, ‘terruño’ en aymará, corte de Malbec, Syrah y Merlot, que proviene de viñedos situados apenas más abajo. En ese inmenso, desmesurado paisaje del techo del mundo, ese vino, tanto como los otros vinos jujeños de Fernando Dupont, de Tukma, y de una mínima bodega, Viña del Perchel, asesorada por Gabriela Celeste y comandada por su propietaria, una sabia campesina del lugar, supieron a gloria. Aromas a fríos intensos y a soles ardientes. A piedras y abismos. La Quebrada de Humahuaca cuenta con una Indicación Geográfica con su mismo nombre y se encuentra entre las regiones más altas del mundo para la producción de uvas y la elaboración de vinos. Las altitudes van desde los 2.094 msnm en Tumbaya hasta un pequeño valle llamado Moya, cercano a Chucalezna, que asciende hasta los 3.329 msnm.
Las alturas extremas sedujeron a Donald Hess cuando descubrió Colomé. Raúl Dávalos, miembro de la familia propietaria de la bodega más antigua de Argentina, la vendió a Hess, pero plantó viñedos unos 500 metros más arriba, en Tacuil, donde produce vinos raros y encendidos. Otro salteño, Alejandro Martorell, produce sus vinos, Altupalka, a esa misma altura (más de 2.500 msnm). Colomé sigue explorando, y ya produce vinos salteños de altura extrema. Esto es Salta y sus vinos, cada vez mejores.

Pero los vinos jujeños son otra cosa. Pueden estremecer, te cuentan un lugar y una luz especial. La Mina Moya, justo arriba del viñedo del filósofo Zucchino, a casi 4.000 msnm, brinda excepcionales condiciones de crianza en el fresco y fértil vientre de la Pachamama. Es en esta cava de altura extrema donde están dadas las condiciones de estabilidad de temperatura y humedad en forma natural. En esa oscura y permanente condición evolucionan taninos, polifenoles y los gases ejercen su acción sin cambios bruscos, permitiendo a las borras entregar sus últimos valores para la perfección del vino.

La provincia de Jujuy cuenta con menos de 15 años de experiencia con el cultivo de variedades finas de uva para la elaboración de vinos de calidad. En la actualidad, se encuentran implantadas alrededor de 22 hectáreas de viñas, distribuidas en dos regiones. La primera, Quebrada de Humahuaca (Q de H), y la segunda, Valles Templados (V T).

El clima, influenciado por la extrema altura, se caracteriza por presentar alta radiación UV, grandes amplitudes térmicas diarias y precipitaciones que van desde los 130 hasta los 280 mm anuales aproximadamente para diferentes localidades. Además, hay que tener en cuenta que las fechas medias de las primeras y últimas heladas son variables muy importantes a la hora de producir uva.

Los principales varietales implantados son Malbec –principalmente–, y luego siguen Syrah, Cabernet Franc, Merlot y Sauvignon Blanc. Les pegan las gastronomías del lugar: quínoa con charqui, picante de lengua, empanadas ardientes, entre otros bocados de esta parte del mundo.
En la actualidad se registran siete viñedos, cuatro bodegas y una destilería. Las bodegas son: Fernando Dupont, Viñas del Perchel, Claudio Zucchino y Amanecer Andino. Cada una de ellas cuenta con sus viñedos, a los que se suman los de Tukma, Huichaira y Yacoraite. La única destilería, que utiliza los orujos de las bodegas, es La Conversión, situada en la localidad de Purmamarca.