¿Ha muerto el sentido común?

Henri Bergson define al sentido común como "la facultad para orientarse en la vida práctica".

Mora-Anda dice que el sentido común nos ahorra tonterías: calcula lo probable y lo improbable, lo razonable y lo absurdo. No se atiene a reglas, sino a lo que puede funcionar; no es perfeccionista, sino que prefiere "lo razonable".

Ante una situación tan grave como la que estamos viviendo, tener como prioridad el cuidado de la salud de la población, es sin duda un criterio en donde el sentido común prevalece. ¿quién en su sano juicio podría discutirlo?, menos aún luego de ser testigos de las experiencias atravesadas por distintos países con los colapsos de sus sistemas sanitarios. Sin embargo hay cuestiones elementales en las decisiones del gobierno y en la visión de numerosos economistas en donde el sentido común ha dejado de existir o tal vez haya muerto.

Que la prioridad sea la salud, no atenúa la angustia de casi toda la población por lo económico.

Si bien ocurre en todo el mundo, quiero referirme a nuestra situación, a la argentina. No me sirve pensar que a otros les pasa lo mismo. Me sirve pensar cómo podemos resolver nuestros propios problemas: que la gente pierda su empleo, que muchos no sepan de qué van a vivir, qué van a comer, como continuarán sus vidas.  ¿esta no es una prioridad que va en paralelo con la salud? Si no es así entonces estamos viendo una parte del problema y no todo.

La demora del gobierno en tomar decisiones económicas, es un indicador de que en el mejor de los casos, está desbordado por las circunstancias. Lo insólito y lo que carece de sentido común es como puede ser que a un mes de haberse declarado la cuarentena no se hayan sentado todos los sectores sociales para encontrar una salida posible y evitarle así a la población la doble angustia de estar encerrados en sus casas y no saber de qué vivirán dentro de dos o tres meses. ¿cómo es posible que sus líderes no se reúnan planteándose las mismas preguntas que nos hacemos todos sobre como continuará el futuro de la Argentina?

¿No existen diversas visiones que diferentes personas puedan aportar desde lo económico, empresarial, sindical, social, psicológico, sociológico, para armar escenarios posibles así como lo hacen los epidemiólogos?

El gobierno sentó en una mesa en el mes de diciembre pasado (hace casi medio siglo) a distintas personalidades para debatir el tema del hambre y ¿encontrar? soluciones. ¿o era una simple foto “políticamente correcta”?

¿No es mucho más grave la situación actual con el hambre que sobrevendrá y que atravesamos como para sentar con urgencia a gente que aporte soluciones verdaderas?

Hay ensayos de ayudas, pero que no son más que parches para pasar un mes, pero no para vislumbrar un nuevo esquema.

El concepto que se desprende del accionar de muchísimos líderes mundiales, pero insisto, me preocupan los nuestros, es la aceptación de que las consecuencias del Coronavirus serán devastadoras para trabajadores, empleados, pequeñas y medianas empresas y a una enorme masa del mundo productivo.

Comentan la realidad como si sólo fueran testigos y no les tocara desempeñar un papel crucial en la historia.

Se considera al hambre como un mal natural, como si creciera en la naturaleza, contra lo que será difícil luchar. Esto es porque la lógica imperante cree que la economía se rige por ciertas reglas en donde es fácil aceptar que millones de personas se mueran de hambre en lugar de tirar los libros de economía por la borda si esto ocurre ya que demuestran ser ineficaces.

El hambre, como queda hoy más a la vista que nunca, es el lado más vulnerable e inadmisible para una sociedad moderna. El origen de todos los males.

¿Ese es el sentido común de la política (sus políticos), la economía (sus economistas)? ¿tomarlo como una consecuencia del sistema?

¿No será que si las teorías no dan solución a este problema, es que la teoría pensada en otro momento, en otras geografías y en otros contextos ya no sirven?

Dan ganas de gritarles: SEÑORES, SI LOS LIBROS DE LOS QUE ESTUDIARION NO SIRVEN PARA RESOLVER LOS PROBLEMAS DE HOY, TIRENLOS Y OCUPENSE DE IMAGINAR SOLUCIONES PARA TERMINAR PARA SIEMPRE CON GENTE HAMBRIENTA, DESOCUPADA, EXPULSADA DE LA SOCIEDAD Y DE SUS PROPIOS SUEÑOS Y PROYECTOS.

Sentido común. Otra vez: No se atiene a reglas, sino a lo que puede funcionar; no es perfeccionista, sino que prefiere "lo razonable".

He leído kilómetros de artículos, horas de tele y radio. Economistas repitiendo sus inútiles libretos que no sirvieron para nada, al menos en nuestro país. Un país bimonetario, con inflación permanente por el dólar, por las dudas, por el cambio de gobierno, plagado de corrupción y por tantas otras explicaciones. Nunca nada que resuelva un problema, sólo explicaciones de por qué ocurren.

Si hubo algunos que aportaron ideas: utilizar mecanismos virtuales para generar moneda, salvar a todas las empresas y evitar la desocupación masiva, una moneda paralela única para todo el país, para evitar una super impresión de pesos argentinos.

¿Evitar que las empresas y sus trabajadores quiebren, no sería eso lo razonable?

¿No estaremos nuevamente ante la gran oportunidad de barajar y dar de nuevo y librarnos de los males que nos vienen aquejando desde hace tanto?

 

Cinco ideas audaces para poner en la mesa de soluciones.

  • Una moneda paralela. Puede ser en gran parte virtual para los que se manejan en el ámbito digital. Los que no cuentan con medios digitales, podrán contar con billetes impresos. Todas las empresas reciben sin cargo alguno, en un gran porcentaje esa moneda que servirá para canjear por alimentos y servicios. Una especie de ticket canasta. Se distribuye en todo el país, también para que las provincias paguen parte de sus sueldos. Vigente por ¿4 o 5 años?  El tiempo necesario para que la economía vuelva a producir y que la gente pueda pagar impuestos. Si la gente no trabaja y no produce, no paga impuestos. De esa manera se evitaría tanta impresión de pesos billetes
  • Grandes incentivos para los que construyan. Exenciones impositivas por un período ¿4 o 5 años?
  • Asesoramiento para que los comercios y negocios amplíen sus clientelas, vía venta online. Descuentos especiales para clientes que lo hagan en forma presencial, una vez levantada la cuarentena. Incentivar al comercio, para que mantengan a sus empleados, otorgando descuentos e incentivos del gobierno.
  • Generar, en los barrios llamados marginales, cooperativas de venta de servicios: plomeros, pintores, costureras, etc. Ofrecer esos servicios vía online. Quienes lo hacen formalizarían un CUIT y se incluirían en el sistema, serían visibles y no invisibles como hoy. No pagarían impuestos. Sólo pasarían al sistema formal. Sería sin costo para quien se anote. Las organizaciones sociales pueden ser administradores, asesorar y organizar las cooperativas.
  • Reforzar la institución que fue creciendo con esta pandemia: el voluntariado. Estudiantes universitarios y todo aquél que tenga la voluntad de ayudar al prójimo para generar huertas, espacios productivos en los barrios cuyo mayor problema es procurarse de alimentos. Salir del círculo perverso de proveerlos de comida. Hacer que los mismos habitantes se la puedan procurar en su propio lugar. Granjas, huertas, etc. y que además los puedan comercializar para generar ingresos.

El objetivo mayor sigue siendo evitar la desesperación, la angustia y las enfermedades que eso produce. Hacer que el país pueda volver a funcionar con un paradigma de dignidad, en donde la producción sea el centro y el futuro tenga sentido. Que reconstruirlo y mejorarlo sea una tarea apasionante y que valga la pena.

Una cuestión de sentido común.

 

Por el Lic. Mario Lion