Cristina Fernández de Kirchner está enojada, muy enojada. Al menos todo indica eso: su actitud habitual (desde hace varios años), su gestualidad, las líneas de su rostro y fundamentalmente sus declaraciones y twitteos.
Cristina Fernández de Kirchner está enojada, muy enojada. Al menos todo indica eso: su actitud habitual (desde hace varios años), su gestualidad, las líneas de su rostro y fundamentalmente sus declaraciones y twitteos.