Llegó la hora de expresar las diferencias cara a cara, sin barbijo, en la calle y sin miedo al contagio, en el mismísimo terreno de discusión. La cordura y el sentido común cada vez parecen estar más lejos.
Llegó la hora de expresar las diferencias cara a cara, sin barbijo, en la calle y sin miedo al contagio, en el mismísimo terreno de discusión. La cordura y el sentido común cada vez parecen estar más lejos.