En esta edición de El que calla otorga , convocamos a Cynthia Benzion, abogada laboralista, expresidenta e integrante de la Asociación de Abogados y Abogadas Laboralistas (AAL). Reconocida por su experiencia en temas de derecho laboral, Benzion es una de las voces más consultadas para entender los alcances de las reformas propuestas en el ámbito laboral.
En diálogo con Marcelo Veneranda, Benzion aclaró que, en principio, : “Este proyecto no tiene definición respecto de su aplicación temporal. Cuando una ley no dice a partir de cuándo entra en vigencia ni si aplica para atrás, se entiende que no es retroactiva y que solo podría ser aplicada a las relaciones que surjan después de esta ley”. Sin embargo, aclaró que con la Ley Bases pasó lo mismo pero fue muy difícil imponer este punto y acá podría pasar lo mismo.
Uno de los ejemplos más concretos que dio fue el de las indemnizaciones. Señaló que, si se aprueba el nuevo régimen, podría aplicarse incluso a trabajadores con mucha antigüedad cuyo despido ocurra después de la entrada en vigencia de la ley. “Alguien que trabaja hace diez años y es despedido en un año y medio, va a tener el cálculo del nuevo régimen. Eso implica un abaratamiento muy grande del despido”, explicó.
Ese abaratamiento también aparece en la base de cálculo: hoy incluye el sueldo bruto más rubros que se pagan periódicamente, como el aguinaldo. Pero el proyecto elimina todo lo que esté por fuera del sueldo bruto. “Esto significa una reducción muy significativa del monto indemnizatorio”, afirmó.
Sobre el fondo de asistencia laboral, Benzion fue directa: “Serían los propios trabajadores los que terminarían subsidiando sus despidos”. Detalló que ese fondo no es un aporte extra del empleador, sino una detracción de las contribuciones destinadas a financiar la seguridad social. Para la especialista, la reforma presenta este mecanismo como una solución moderna, cuando en realidad “traslada costos del empleador al trabajador y al Estado”.
Respecto del texto que llegó al Senado, Benzion aseguró que sorprendió incluso a los especialistas: “Es peor que los borradores que circularon antes”. Mencionó, por ejemplo, la prohibición de reclamar reparación integral por los daños derivados de la falta de registración. “Hoy cualquier trabajador puede reclamar judicialmente por todos los daños sufridos. Con el nuevo texto, solo podría cobrar la indemnización tarifada. Nada más. Eso va en contra de la Constitución Nacional”, señaló.
Sobre el banco de horas, fue categórica: “Cualquier norma que empiece diciendo que ‘el trabajador podrá acordar voluntariamente con el empleador’ es ficticia”.
“El que trabajó alguna vez en relación de dependencia sabe que no hay negociación real. Funciona como una imposición patronal, y el que no acepta sabe dónde está la puerta”. Además, remarcó que la eliminación del pago obligatorio de horas extra quita una de las protecciones más básicas de la legislación vigente.
En términos generales, Benzion remarcó la función del derecho laboral como herramienta de equilibrio: “Este proyecto desconoce la menor capacidad de negociación del trabajador y la razón de ser de las normas laborales”. Para la abogada, permitir que cada empleado negocie individualmente su contrato “es volver al siglo XVIII”.
“Implica una transferencia de ingresos del bolsillo del trabajador al del empleador, presentada como modernización. Pero lo que hace es retroceder hacia un pasado que ya habíamos superado”, concluyó.
