La economía volvió a ocupar un lugar central en la agenda pública tras la decisión del Gobierno de modificar el esquema de bandas cambiarias y en medio de la discusión del Presupuesto. En un contexto marcado por tensiones cambiarias, atraso del tipo de cambio y debates sobre la sustentabilidad del modelo económico, surgen preguntas clave: ¿qué impacto puede tener este cambio en el corto plazo? ¿Cómo puede proyectarse el escenario hacia 2026?

Para analizar este panorama, en Ya no hay vuelta atrás conversamos con Martín Kalos, licenciado en Economía por la Facultad de Ciencias Económicas (UBA).

En diálogo con Claudio Gurmindo y Fernando Heredia, explicó los fundamentos del cambio en el sistema de bandas cambiarias y evaluó los alcances de dichos cambios.

Según detalló Kalos, el esquema de bandas fue concebido originalmente como un mecanismo para facilitar la salida del cepo cambiario. “La idea era establecer un precio mínimo y máximo para el dólar, con una actualización mensual del 1%. Dentro de esa banda, el tipo de cambio podía moverse libremente según lo que dispusiera el mercado”, explicó. En ese marco, la intervención del Banco Central quedaba limitada: solo debía vender dólares cuando la cotización alcanzaba el techo de la banda, algo que, remarcó, nunca ocurrió en el piso.

Con el paso del tiempo, el sistema empezó a mostrar tensiones. “Desde hace meses estábamos muy cerca del techo de la banda”, señaló Kalos, y advirtió que el problema se profundizó cuando la inflación comenzó a ubicarse en torno al 2,5% mensual, mientras que el dólar solo podía ajustarse al 1%. “Eso te pone muy rápido contra el límite. El tipo de cambio no podía ni siquiera acompañar la suba del resto de los precios de la economía”, sostuvo.

En ese contexto, el anuncio del Gobierno de actualizar el techo de la banda al mismo ritmo que la inflación funcionó como un factor de alivio. “Eso puso paños fríos sobre algo que iba camino a recalentarse”, explicó el economista, y agregó que, de no haberse tomado esa decisión, “no pasábamos el verano sin que el dólar estuviera permanentemente en el techo de la banda, salvo que el Gobierno insistiera en forzar una apreciación”.

Para Kalos, el cambio le da mayor sustentabilidad al esquema cambiario y marca un giro en la estrategia oficial. “Se empezó a armar algo un poco más razonable”, afirmó

Y destacó: “Venía siendo muy terca la postura de no comprar dólares. Atrasar el tipo de cambio y no acumular reservas eran dos cosas insustentables en el tiempo”.

Al mirar el proceso en perspectiva, el economista recordó que hacia julio el tipo de cambio estaba “muy atrasado” y que entre ese mes y octubre el mercado terminó forzando una corrección. “Ahora, este nivel no es ideal, pero tampoco es problemático: permite que la economía funcione. La gente puede trabajar con este tipo de cambio”, explicó. Sin embargo, fue contundente al señalar que el modelo de estabilización llegó a un límite. “No se puede sostener un proceso de estabilización eternamente a costa de atrasar los salarios”, concluyó.

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