En una nueva columna en Cata de Noticias la doctora en Educación Claudia Romero, autora de Liderazgo educativo para mejorar las escuelas, reflexionó sobre el legado de Sarmiento en el Día del Maestro y en el mes de la educación (17/9, Día del Profesor; 21/9, Día del Estudiante).
¿Qué nos dice Sarmiento hoy, a 137 años de su muerte?
Romero recordó a un personaje controvertido, polémico, dueño de una pluma furiosa y de ideas largas y avanzadas. “El gran maestro y padre del aula hoy nos sigue enseñando cosas”, señaló. Con una obra enorme de 52 volúmenes —“cualquiera que tomes al azar te da vuelta”—, su legado continúa vigente.
La columna hizo especial eje en Educación Popular, uno de los textos más influyentes de Sarmiento. Allí aparece la figura de un hombre que fue maestro en San Juan, presidente de la Nación y, más tarde, director de una escuela en la provincia de Buenos Aires.
Cuando asumió la presidencia, lanzó la idea de la Educación Común, la primera vez que se hablaba de enseñar a todos lo mismo para que todos fueran iguales:
“Para que haya paz en Argentina, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia. Para eso necesitamos que la República sea una escuela”.
Años después, ya viejo, Sarmiento llegó a ver sancionada la Ley 1420 de Educación Común, que dio inicio al sistema educativo argentino.
Romero destacó tres legados de Sarmiento para la política educativa actual:
- El pensamiento de largo plazo.
Sarmiento imaginó un país que no existía. Puso en marcha la educación como política de Estado y construyó una “máquina de educar” eficaz para alfabetizar, que luego continuaron Mitre y Avellaneda. Frente al cortoplacismo de la política actual, su visión de un proyecto de país con la educación como motor sigue siendo ejemplar. - El valor de las acciones concretas.
Sarmiento no fue solo un intelectual: fue un hacedor. Durante su presidencia construyó 800 escuelas y 800 kilómetros de vías de ferrocarril, además de traer maestras norteamericanas para formar docentes. En Educación Popular se metió en detalles de financiamiento, formación y arquitectura escolar: “Si vamos a educar al ciudadano, las escuelas tienen que ser palacios”. Para Romero, su ejemplo muestra que no alcanza con discursos; se necesitan políticas que se concreten, más allá de los costos políticos. - La centralidad de los maestros.
Para Sarmiento no era un oficio más, sino una profesión clave para el desarrollo del país. En tiempos de inteligencia artificial, donde se especula con la posible sustitución de docentes, su mensaje vuelve a resonar: sin maestros no hay escuela, y sin escuela no hay futuro.
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