Esta semana se realizó el Congreso de AAPRESID en el predio de La Rural, un evento clave para todos los que hacen agricultura en Argentina y que siempre deja importantes repercusiones. En este contexto, en El lunes puede esperar conversamos con Antonella Semadeni, licenciada en Economía e investigadora en FADA, Fundación que elabora, gestiona y difunde proyectos de políticas públicas.
En diálogo con Lorena Rodríguez, Antonella destacó: «Siempre es bueno reunirse, intercambiar información y capacitarse en este tipo de eventos. Hubo más de 150 charlas que abarcaron muchísimos temas: tecnología, agricultura de precisión, riego, semillas y fertilizantes».
Desde FADA, Semadeni presentó los principales números que generan y aportan las cadenas agroindustriales al país: uno de cada cuatro pesos del PBI, seis de cada diez dólares y dos de cada diez empleos provienen de este sector. Además, remarcó que el concepto de agroindustria va mucho más allá de la cosecha de maíz y trigo: «Consideramos las 30 cadenas productivas que existen en Argentina, desde la lana y los cueros de la Patagonia hasta la yerba del NEA».
La economista subrayó que las cadenas agroindustriales tienen un valor agregado fundamental: están presentes a lo largo y ancho del territorio, impulsando el desarrollo local y federal.
Otro de los puntos abordados fue el Índice FADA, que mide el peso de los impuestos sobre la renta agrícola. Según los últimos datos, el 66% de la renta se destina al pago de impuestos, un 27% a alquileres y apenas un 10% queda como resultado económico para el productor. «Dentro de ese 66%, el 64% son impuestos nacionales no coparticipables, recursos que se van de las provincias y no vuelven», advirtió.
Semadeni celebró la baja permanente de retenciones anunciada la semana pasada. También llamó la atención sobre la infraestructura rural: «Hoy tenemos la misma red de caminos rurales que hace cinco décadas».
En cuanto al escenario cambiario, opinó que la flotación cambiaria entre bandas puede aportar flexibilidad y normalidad, aunque la presión actual complica la competitividad. «Hoy, con un tipo de cambio bajo, estás caro; no ganás competitividad y la situación se complica», resumió.
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