Le quedan pocas semanas a Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad antes de embarcarse en una nueva aventura: el Senado.

Ya hablamos un poco de cómo deja Bullrich la cartera: con pocos recursos para investigar al crimen organizado y con policías disconformes con sus salarios. El conurbano bonaerense, por mal que le pese a muchos, arde con crímenes diarios ligados al narcotráfico.

Un paréntesis: esta semana Rodrigo Rodríguez dejó su cargo en la Superintendencia de Drogas de la bonaerense. Pidió el retiro voluntario, por haber alcanzado los años de servicio. Linda forma de desplazarlo, ¿no? Ya era hora del cambio: los narcos tomaron el control que antes tenía la Policía, y la situación se desborda en barrios de Lomas de Zamora, Ezeiza, Moreno, Morón, San Martín y La Matanza.

Volviendo a Bullrich: ¿es su responsabilidad que la seguridad en la Argentina camine sobre un terreno tan resbaladizo? También le recortaron presupuesto, y mucho no podía hacer. Aunque varios miran con suspicacia la declaración de emergencia económica que le permitió realizar compras sin licitaciones.

Su incursión en Rosario, por el momento, se muestra exitosa. Y se dio el gusto de crear la DFI, el nombre con el que quiso reemplazar a la PFA. ¿No notaron que para el Ministerio todos los operativos los hace la DFI? Bullrich perdió la pelea en el despacho del jefe de la Policía, pero no dejó de dar pelea en lo discursivo.

Ese espíritu combativo ahora se traslada al recinto controlado por Victoria Villarruel, la archirrival del líder de La Libertad Avanza. Linda pieza de ajedrez movió Milei en la Cámara Alta.

Todos suponen que Bullrich le hará la vida imposible a Villarruel —o al menos lo intentará—. Milei le da un lugar que Macri nunca le dio, y ella ya avisó que va a dejar todo como jefa de la bancada oficialista.

Escuchá la columna de Cecilia Di Lodovico completa acá