Se cumplen diez años de esta primera movilización multitudinaria que fue un parteaguas en relación a la transformaciones que desencadenó. La movilización fue convocada como un grito de hartazgo frente a la sucesión de femicidios que se venían registrando en Argentina, con una violencia de genero naturalizada y por momentos silenciada.

La gota que rebalsó ese vaso fue el femicidio de Chiara Páez, que tenía 14 años y apareció enterrada en el fondo de la casa de los abuelos de su novio de 16 años. Ella estaba embarazada.

Ese fue el germen que hizo que periodistas y comunicadoras llamen a hacer algo para frenar esta preocupante situación.

En su columna semanal, Mariana Carbajal recordó esa primera movilización y realizó un repaso de todo lo que sucedió después: «La creación de registro de femicidios, transformaciones en la justicia, en los clubes de futbol, el debate del aborto, el debate de las artistas para que haya una ley de cupo en los festivales, la comisión de genero en los sindicatos y en las escuelas, los protocolos de atención de la violencia, etc»

«Hoy, 10 años después, parecemos estar en un contexto de retroceso. Fue tan fuerte el cambio cultural que impulsó el Ni Una Menos, que las ultraderechas han tomado al movimiento como uno de los principales enemigos. Los femicidios siguen existiendo. Hay vaivenes, bajan y suben los índices, pero no se puede pensar que es una cuestión de seguridad como piensa la ministra Bullrich. No es una cuestión de seguridad si la mayoría de los femicidios los ejecuta la pareja o expareja».

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