En su columna semanal en El lunes puede esperar , Federico Milenaar analizó el complejo panorama político que atravesó el Gobierno tras el golpe electoral del domingo.
El resultado adverso fue un “golpazo simbólico” para un oficialismo que hablaba de empate técnico antes de las urnas. Sin embargo, la autocrítica prometida por Javier Milei nunca llegó: no hubo cambios en el gabinete y la política económica se ratificó.
Los gestos fueron más bien simbólicos. El Ejecutivo lanzó una mesa federal con solo tres gobernadores aliados —Chaco, Entre Ríos y Mendoza— y al mismo tiempo anunció vetos que tensaron aún más el vínculo con las provincias: la Ley de Financiamiento Universitario, la Emergencia en Pediatría y la reforma de los ATN, reclamada por los mandatarios provinciales.
Milenaar advirtió que el Gobierno quedó atrapado en su propia lógica, sin margen para aprobar proyectos que antes rechazó por su impacto fiscal. En este marco se espera la presentación del Presupuesto 2026 en cadena nacional este próximo lunes como posible punto de recomposición.
El desenlace dependerá de lo que ocurra esta semana en el Congreso, donde se votará la insistencia de los vetos. Con un resultado muy ajustado y la definición en manos de un puñado de gobernadores, el Gobierno se juega evitar un nuevo revés político que profundice su desgaste.
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