El director y guionista de “El Jockey” se refirió a la actual falta de financiamiento de los proyectos culturales y citó su propia experiencia para obtener el capital para la realización de su película. “No me quiero victimizar, porque a todo el mundo le pasa, pero en este caso fue más contundente te diría como un 98% rechazó este proyecto”, dijo Luis Ortega en diálogo con Lorena Maciel y Nilda Sarli, en Futuro Imperfecto, por Radio con Vos.
Consultado sobre como logró finalmente concretar la realización de la película, Ortega enfatizó que, aunque “todos digan que no, lo importante es poder usarlo a tu favor”. Y agregó: “Decidí apostar por este proyecto porque dije me voy a morir así que voy a hacer lo que quiero. Esta película no cumplía con las reglas tradicionales para encontrar financiamiento, entonces fue mucho más difícil y hostil el encuentro con inversores. Siempre que te rechazan uno se ofende, pero es un problema de uno, no del que te rechaza. Pero finalmente nos salimos con la nuestra”.
La película se estrenó el pasado 26 de octubre y en su primer fin de semana logró superar los cincuenta mil espectadores. Además, fue elegida como el filme que representa al cine argentino en los premios Oscar y ante los Goya.
El Jockey es Remo Manfredini (Nahuel Pérez Biscayart), un legendario jinete de carreras sumido en una vorágine de autodestrucción que amenaza su carrera, su relación con su novia Abril (Úrsula Corberó) y hasta su propia vida.
El día de la carrera más importante de su vida, el jockey sufre un accidente que lo deja postrado en la cama de un hospital con heridas y daños cerebrales incompatibles con la vida. Pero finalmente despierta y va al encuentro de las calles de Buenos Aires en una plena búsqueda de su identidad y una lucha contra el olvido.
Sobre la identidad de la película, Ortega se refiere a las “causalidades” que atraviesan a los seres humanos y como siempre es la misma identidad la que pone en jaque a la humanidad, “Yo no creo en los accidentes. Nada es casualidad. Nada es un accidente Es importante parar la pelota en un mundo que exige una actividad constante, mecánica y sin una cuota de consciencia”, sostuvo.
“Este es un personaje al que se le borra el disco rígido y a partir de ahí comienza la visión pura, que es la mirada de un niño. Una mirada no conceptual del mundo y este no es más que un acceso al milagro, a que vos puedas presenciar un milagro”, explicó el director.
En este sentido, Ortega apeló a la figura de la “anamnesis”, para entender cómo el protagonista de la película despierta a la vida tras su accidente: “Él accede a lo que se llama anamnesis que es la pérdida del olvido. Uno tiene la capacidad de recordar más allá de esta vida, cuando el cerebro está armado para que no tengamos acceso a toda la información porque sino viviríamos en una crisis nerviosa. Sería insoportable”.
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