Hay ciertas banderas que no hay que abandonar. Si en su momento los símbolos de los derechos humanos quedaron en manos de kirchnerismo, con la famosa foto del ex presidente Néstor Kirchner bajando las fotos de los responsables de la última dictadura militar, no es patrimonio de un solo partido político. Es de todos. No debemos estar solos frente a un dogma, sino creer en los matices.

No creo que a los votantes de Milei no le interesan los derechos humanos. Tampoco creo que quienes votaron por Sergio Massa no condenen la corrupción. Si bien es una realidad que los argentinos estamos divididos, somos hermosamente complejos en nuestras ideologías y por ello es que hay ciertas banderas que no hay que abandonar.

Argentina es un emblema de los derechos humanos a nivel mundial y Nora Cortiñas es uno de los grandes símbolos de esta lucha. Ella fue fundadora de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Su muerte reflejó una comunión de todos los sectores políticos que expresaron su homenaje y reconocimiento por su figura.

El 15 de abril de 1977 Carlos Gustavo, el hijo de Nora Cortiñas, fue secuestrado por la dictadura. Desde entonces ella emprendió su búsqueda y se convirtió en un emblema global por la lucha de los derechos humanos.

Sin banderas, ni grietas Nora Cortiñas merece un homenaje. Todas las generaciones hoy le rendimos tributo a un símbolo por la lucha de la verdad, la memoria y la justicia.

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