
EL MACABRO SHOW DEL NARCOTRÁFICO; POR CECILIA DI LODOVICO
Los narcofemicidios de Lara, Morena y Brenda nos arrimaron a los niveles de violencia de México, Colombia y Perú, donde las bandas criminales graban en video o transmiten en vivo sus aberraciones para disciplinar, demostrar lealtad y desensibilizar a las nuevas generaciones de narcos.
Algo similar ya se hacía en Rosario, pero se limitaba al registro de ejecuciones a balazos o ataques a casas y comercios, como garantía del “trabajo cumplido”. Terrible de por sí, pero ahora supimos que los tormentos a los que fueron sometidas las chicas de 20 y 15 años fueron transmitidos en vivo por una aplicación que no deja rastros.
El video, por suerte, no lo vimos. Pero los forenses que tuvieron esos cuerpos en la mesa de autopsias aseguran que nunca habían presenciado semejante nivel de violencia. Habían visto dedos cortados, rostros aplastados y asfixias mortales, pero jamás ese grado de crueldad.
Los golpes, los dientes faltantes por alguna trompada y un estómago abierto de principio a fin dejaron el mensaje con claridad sobre los cuerpos masacrados: “Si te metés con nosotros, te va a pasar esto”. El efecto es el terror inmediato. Una cosa es verlo en una película o serie, fantasear con el mundo narco o romantizarlo en canciones; otra muy distinta es tenerlo frente a nuestros ojos.
Como si no bastara con la descripción de las heridas, una de las detenidas contó detalles del asesinato, del disfrute de los verdugos mientras torturaban a las víctimas y se burlaban de ellas.
Como broche de horror, comieron hamburguesas después.
Es posible que la causa, una vez que el fiscal Arribas cierre las imputaciones a los autores materiales, pase al fuero federal. Droga no se encontró, pero en estos días se avanzó sobre la hipótesis del presunto robo de varios kilos de cocaína como móvil del triple crimen y el avance de un grupo peruano sanguinario sobre territorio argentino.
Los testimonios también abren la puerta a la actividad del narcomenudeo en Florencio Varela, La Matanza y la 1-11-14 de Flores, como para no dejar afuera ninguna responsabilidad del arco político.
Esto de tirarse el muerto entre jurisdicciones ya no va.
Patricia Bullrich no se queja ante los recortes en Seguridad —tampoco lo hizo durante la era Macri—, pero cabe deducir que incluso ella puede coincidir en que ese desfinanciamiento no es nada bueno.
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