En esta edición de Cata de Noticias, recibimos en los estudios de Radio con Vos a Víctor Bugge, fotógrafo presidencial y testigo privilegiado de la historia política argentina durante casi cinco décadas. Desde el corazón del poder, Bugge atravesó gobiernos, crisis, dictadura y democracia, construyendo un archivo visual que hoy forma parte de la memoria colectiva del país.
Este año, Víctor se jubiló y recibió múltiples reconocimientos por su trayectoria: fue declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura porteña y su obra tiene hoy un espacio permanente de homenaje en la Casa Rosada, el lugar donde desarrolló gran parte de su carrera. En diálogo con Cata de Elía, Bugge hizo un repaso íntimo por su recorrido profesional, sus imágenes más emblemáticas y los cambios profundos que atravesó el oficio.
Acerca de cómo pasa su retiro profesional, el fotógrafo comentó: “No extraño, me venía preparando. Sabía que tenía que dar un paso al costado en algún momento”.
Además, reflexionó sobre la transformación profunda que atravesó el oficio con la irrupción del celular y las redes sociales: “El ser humano pasó a ser el periodista responsable de la imagen en todo el mundo”, afirmó. Para Bugge, se trata de una transición inevitable: “Eso no quiere decir que sean fotógrafos, sacan fotos. Esa es la diferencia”.
Durante su carrera, Bugge fue testigo de uno de los períodos más complejos de la historia nacional. “Pasé de la dictadura a la democracia y ese testimonio lo tengo fotografiado, que es lo que a mí me hace sentir bien”, señaló. Su trabajo durante esos años nunca buscó esconder al poder. “En más de una ocasión me dijeron: ‘¿Cómo vas a mostrar a los milicos?’. No había que esconderlos. Yo estaba para eso”, recordó.
Entre sus imágenes más recordadas: La soledad de Jorge Rafael Videla en el despacho presidencial, captado en un contraluz mientras miraba por la ventana hacia Paseo Colón; la imagen de Leopoldo Galtieri en el balcón durante la Guerra de Malvinas; o aquella en la que tomó de espaldas a la junta militar en la ceremonia en el Salón Blanco durante la guerra de Malvinas, cuando ingresó el papa Juan Pablo II.
Una parte central de su obra está marcada por una decisión estética singular: fotografiar el poder desde atrás. “Tengo fotos de las espaldas de todos. Las espaldas del poder”, contó. La imagen de Raúl Alfonsín y Carlos Menem, de espaldas, se volvió una de las más emblemáticas de su archivo. “Mi mirada trató de ser para que ustedes la vean, los que están afuera. No se si mucha gente pudo ver de espaldas a la persona que gobernaba al país”, explicó.
Bugge también reflexionó sobre los presidentes que retrató y el clima de cada época: “Mis fotos de De la Rúa siento que son radiografías asociadas al momento. Todavía hoy me traslado a los pasillos y veo esa sensación de persona disociada».
Más allá de las tensiones propias de trabajar en el centro del poder, Víctor destacó que, más allá de tensiones y contextos adversos, siempre sintió respeto por su trabajo. “Todos los presidentes me han defendido”, aseguró, y fue claro al resumir su labor en una frase: “Yo laburé toda la vida para que la gente vea la foto y que los medios tengan la imagen que yo creía más parecida a la verdad”.
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